martes, agosto 14, 2007

Duerme tranquila...

Me encontraba triste y desalentada, llena de dudas sobre la vida, sobre los humanos, sobre la existencia de la especie en el planeta y lloré, como cuando alguien pierde a un ser muy querido y no es conciente de que sólo se marchó su cuerpo, como cuando uno siente una fuerte opresión en el espíritu, como cuando uno no sabe por que llora y llora por no saberlo, me sentía abandonada a mi suerte en un mundo sin una trayectoria me sentía como sentada sobre una granada tan sólo esperando a ser activada, pero recordé que creo en Dios, que más allá de mis dudas personales, de mis inquietudes y desesperanzas, Dios no permitirá que pase nada para lo que no estemos listos y aunque parezca que este mundo no tiene ya más amor para los nuevos humanos, Dios sabe que si lo hay y aún tiene fe en nosotros, en que podemos cambiar algo de lo mal que está la situación.

Así que gracias Dios por Emiliano, por la niña de los ojos verde-azulados y el cabello negro, por los hijos que un día espero tener, por los sobrinos y sobrinos nietos que aún me faltan y gracias sobre todo por abrazarme durante la noche y decirme al corazón, “duerme tranquila, aún ambos tenemos fe”.

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