martes, enero 30, 2007

El ascensor


Toda la vida le he tenido un extraño pánico a los ascensores, decía mí abuela que en otra vida he de haber muerto asfixiada, el caso es que aún viviendo en el décimo piso siempre prefiero subir y bajar por las escaleras y evitar la traumática sensación de quedarme sola en un espacio tan reducido sin la certeza de que saldré viva, cada día para evitar el retrazo que podría implicar el que suba y baje por las escaleras, salgo un poco más temprano de lo que salen los que si usan el ascensor pero aquella mañana me quedé dormida, no se por que razón no escuche el despertador cuando comenzó a sonar, si no 30 minutos después, así que me aliste a toda prisa medio desayuné y salí volando cuando al llegar al séptimo piso me encontré con unos trabajadores que tenían la escalera destrozada, estaban cambiando el azulejo me dijeron y me señalaron que el ascensor si servía, que podía utilizarlo, traté de conseguir que me dejaran pasar, les dije que pisaría con cuidado para no caer pero ellos dijeron que la mezcla estaba fresca y que aquello podía convertirse en desgracia, así que me vi forzada a tomar el ascensor, mientras me encaminaba a la puerta de éste, pensé en la posibilidad de decirle a alguno de los trabajadores que me acompañara en mi viaje en ascensor, pero pensé que creerían que estaba loca, así que me aventuré sola, rogué porque algún vecino viniera en el ascensor y no tener que viajar sola, pero nada, no había nadie necesitando utilizarlo a esa hora, así que después de encomendarme a los santos, lo abordé y comencé el infinito descenso, miré el reloj, las 7:18, se me hacía ya tarde así que después de todo me venía bien el ahorro de tiempo, 7:19 y ya estábamos en el tercer piso, así que pensé que después de todo podría luchar con mis demonios internos y subir y bajar a diario en el ascensor y ahorrar alrededor de 10 minutos cada vez, además nunca había escuchado de ningún problema con el ascensor de nuestro edificio, pero antes de llegar al piso dos, de súbito se detuvo el ascensor y aquí sigo, son las 7:32, estoy sentada en el piso del ascensor esperando a que lleguen los bomberos a liberarme de este sitio, angustiada porque el oxigeno se termine antes de que me liberen, con la conciencia de que además del pésimo momento me descontarán el día por que ya no chequé a tiempo, con la conciencia de que no debo volver a utilizar un ascensor en la vida y además segura de que no morí asfixiada en otra vida, si no que ya sabía de antemano que cuando me atreviera a subirme al ascensor este sin lugar a dudas se descompondría.

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